martes, 5 de mayo de 2009

Apuntes críticos a la Teoría Neoclásica Del Equilibrio General

La Teoría del Equilibrio General Walrasiano (TEGW) ocupa el lugar central del análisis económico moderno desde hace medio siglo.

(...) El enfoque neoclásico comparte la visión del individualismo metodológico, y por eso propone que la sociedad debe ser concebida como el resultado de la voluntad y comportamientos de los individuos1. Estos últimos son lógicamente puestos como anteriores a la sociedad, pues en su definición sólo se incorporan datos ‘naturales’: sus preferencias, su actitud maximizadora, los bienes y la tecnología. La sociedad se piensa, entonces, como una creación interesada de los individuos y no un contexto a priori sobre el cual se desarrollan las actividades individuales.

(...) Los resultados principales son los siguientes:
1. Demostración de la existencia del equilibrio competitivo general.
2. Demostración de la existencia de un equilibrio competitivo óptimo para los individuos (óptimo paretiano).
3. Bajo hipótesis más restrictivas se demuestra que un óptimo paretiano corresponde a un equilibrio competitivo. Esto significa que el mercado, eventualmente, puede crear o reproducir cualquier estado de optimalidad prefijado socialmente por fuera del mercado.

(...) Sin embargo, la teoría del equilibrio general adolece de notables deficiencias:
1) Imposibilidad de probar la cualidad de unicidad para el EGW (es necesario que las funciones agregadas tomen formas muy particulares, especialmente aquellas que niegan la existencia de bienes complementarios, y además, que eliminen la interdependencia indescifrable entre los mercados, precisamente aquello que es el mérito del análisis de equilibrio general).
2) Imposibilidad de demostrar la estabilidad global.
3) El problema de la formación de precios (en el contexto de la competencia perfecta esto significa que los precios son exógenos a los agentes y, por tal motivo, deben estar determinados por la oferta y demanda presentes en el mercado. En el EGW ellas no son capaces de fijar los precios de mercado, y este vacío es llenado por el subastador quien, finalmente, pone arbitrariamente el nivel de los precios).
4) Ausencia de transacciones descentralizadas y bilaterales

(...) Es por estas razones que el modelo de EGW carece de la propiedad de la estabilidad y de la descentralización, es decir, no reúne las características esenciales de la ‘mano invisible’ de Smith (intercambios bilaterales en desequilibrio, descentralización de las decisiones y del intercambio entre agentes, ajuste del desequilibrio sobre el equilibrio). Por lo tanto, el problema no es la excesiva abstracción, sino el ser una mala abstracción, pues allí el mercado ideal entre individuos descentralizados se asimila a un sistema centralizado de relaciones económicas. Frente a esto no nos debe extrañar que Clower y Howit [1995] concluyan que “el hecho más extraño de la economía contemporánea (si estamos de acuerdo en decir que el ‘problema de Smith’ es la cuestión central de la economía) es la ausencia, doscientos años tras la publicación de la Riqueza de las Naciones de A. Smith, de una explicación intelectualmente satisfactoria del funcionamiento de la ‘mano invisible’".

Lea todo el artículo de José Félix Cataño aquí

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